TERCERA SEMANA DE ADVIENTO
Tercer domingo: el testimonio del Precursor nos invita a la alegría En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: el Señor va a llegar. Preparad sus caminos, porque ya se acerca. Adornad vuestra alma como una novia se engalana el día de su boda. Ya llega el mensajero. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz. Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor! ¡Marana thá! ¡Ven, Señor Jesús! III Domingo El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sir-viendo y ayudando al prójimo. Aun está latente la Inma-culada Concepción, y precisamente la liturgia de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos re-lata la visita de la Virgen a su prima...