ADVIENTO: LA VISITACIÒN




En su andanza peregrina,
con aires enhorabuena,
lleva María en sus venas
unas células divinas.
Recogida en la Palabra
y en transparente custodia
va subiendo la montaña,
bendiciendo cada cosa,
un paso lo da la fe
y el otro la caridad,
canta su fíat-amén,
juega con el verbo amar.
Saludos entusiasmados,
su presencia es sacramento,
mueve el Espíritu Santo
un santo estremecimiento.
Profecías y alabanzas
desde Isabel y María,
y el niño inicia una danza
de angélica alegría.
Dios visita nuestra tierra,
día de visitación,
y para servir se queda
que para eso vino Dios.

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